La semana pasada hablábamos de la posibilidad de que los Reyes Magos vinieran desde Oriente portando un anillo. Si en las fiestas navideñas te han sorprendido pidiéndote matrimonio, es posible que lo primero que te preguntes sea: “¿por dónde empiezo?”. Como ya adelantábamos, lo principal es hacerse una idea de cómo sería nuestra boda soñada. Y ojo, que no nos referimos a empezar a acumular carpetas de Pinterest con millones de fotos de inspiración sobre cómo adornar la mesa o la papelería de la boda.
Antes de todo eso, hay unas cuantas decisiones que pueden condicionar el resto (sobretodo en cuanto a decoración se refiere) y cuyas respuestas conviene tener claras. Hagamos un repaso a las grandes decisiones por las que deberías empezar:
- Fijaos un presupuesto: No es lo mismo una boda grande que pequeña, una cerca de vuestro hogar que una que requiera desplazamientos, una finca u otra. Lo mejor es ser conscientes de hasta dónde podemos llegar y preparar un presupuesto en base a ello para ajustarnos a eso y no llevarnos sustos.
- Fijad una fecha tentativa: Esto incide mucho en el primer punto (las diferencias entre los precios del menú en temporada alta o baja pueden ser considerables) y además, tiene mucho que ver con el diseño de la boda (por ejemplo si sueñas con una boda de exterior) o el viaje (no querrías viajar a Maldivas en temporada de lluvias). Es un aspecto que a veces tenéis claro y que en otras depende más de externalidades (por ejemplo si tenéis muchos invitados de fuera que suelen venir en una fecha determinada)
- Tened claro el tipo de celebración: ¿Por la Iglesia? ¿Por lo civil? ¿Cómo os veis casándoos? Es importante que ambos estéis a gusto con la alternativa escogida.
- Hablad sobre el espacio de celebración en el que os gustaría disfrutar del gran día: Una finca con grandes jardines, un hotel en el centro de la ciudad desde cuya azotea se vean unas vistas impresionantes, el viejo caserón de los abuelos… La decisión condicionará el transporte de los invitados, los costes y hasta la fecha; así que es un punto más a tener en cuenta.
Ya habrá tiempo para elegir el vestido, el fotógrafo, si ponéis un fotomatón en vuestra boda… Pero antes de todo ello, estos cuatro grandes puntos condicionarán el resto. El presupuesto es indispensable, no ya para calcular lo que podéis gastar, sino para que no os vayáis de madre y condicionéis vuestra economía familiar durante años. Por su parte, el tipo de celebración y el espacio serán de ayuda en la toma de otras decisiones (por ejemplo, si te casas en la playa en agosto, lo normal será que tu vestido de novia sea ligero)
Es importante también decidir si organizaréis la boda solos o contaréis con una Wedding Planner que os ayude durante los preparativos y seleccione para vosotros los proveedores más adecuados. Una vez que tengáis estos puntos claro, podréis comenzar a preparar el resto.